La situación actual de confinamiento, es una gran oportunidad para echar un vistazo a nuestro hogar o lugar de trabajo, sólo tienes que mirar a tu alrededor, ¿que ves? más de la mitad de lo que nos rodea es plástico, desde donde lees esto, tu ordenador, móvil o Tablet, incluso puede que la ropa que llevas puesta en gran medida contenga plástico…la pregunta es cómo hemos llegado a estar rodeados de este material…
La aparición del plástico y sus “fantásticas propiedades”, como ser moldeable, ligero, estable, con gran capacidad de aislamiento térmico y eléctrico, y sobre todo su “bajo coste” económico hizo que en 2011 su producción mundial alcanzase 280 millones de toneladas. Pero,” los plásticos no son el problema en sí mismos, sino la gestión de los desechos y lo que deriva de ellos”, ya que otra de sus características es que no se biodegrada, solo se fragmenta lentamente por fotodegradación.
La aparición de estos polímeros en sus inicios supuso un gran avance incluso un beneficio para los animales. Buscaban sustituir las bolas de billar de marfil por otro material y aunque no fuese un gran éxito para ese fin, mucha ropa de piel y calzado de cuero pasó a ser sintética, fue crucial para el cine (el celuloide), hizo que la música perdurara y contribuyó al avance de la medicina, con bolsas de perfusión intravenosa, jeringuillas, se permitió crear miembros artificiales, biberones, lentes de contacto, y facilitar la higiene en los hospitales.
Posteriormente se descubrió que algunos de sus componentes como los ftalatos o el bisfenol A, son disruptores endocrinos que imitan a las hormonas e interfieren en su función, pueden cambiar bruscamente los sistemas reproductores en fetos de animales, incluso expuestos a bajas concentraciones, en periodos críticos del desarrollo. Por lo que se les asocia con problemas de salud reproductiva a nivel global en tasas de infertilidad masculina, cáncer testicular, bajos niveles de testosterona y de cuenta espermática…
La historia del plástico es una enorme lección a aprender, pero también un enorme reto y oportunidad para ponernos de acuerdo a nivel global y buscar alternativas, recuperar y estimular la creatividad para afrontar este desafío.
Se ha comprobado gracias a múltiples estudios que los plásticos abarcan más del 80% de las basuras marinas. Estos residuos se pueden diferenciar en macroplásticos y microplásticos (< 5mm), estos últimos pueden formarse a partir de plásticos más grandes tanto por degradaciones físicas (mecanización de las olas, efectos de temperatura o radiación ultravioleta), como degradaciones químicas (oxidación, hidrólisis) y reducir el plástico a partículas y fibras más pequeñas, muchas veces desapercibidas para el ojo humano.
Clasificación de plásticos por tamaño para estudiar su degradación. Ocean Cleanup Foundation
El Mediterráneo es uno de los más contaminados por plásticos debido a la gran densidad de población y a su limitación de intercambio de agua al ser una cuenca semicerrada.
Esta contaminación en los océanos va en aumento, ya que los plásticos llegan directamente cuando la gente abandona la basura en las playas o indirectamente por acción del viento y los ríos que luego son dispersados por las corrientes marinas. Estas corrientes han transportado enormes cantidades de plástico flotante haciendo que se acumule en la superficie y forme las grandes “islas de basura”. Y el resto se acumula en al fondo del mar o en la playa, donde se puede desintegrar lentamente y transformarse en “arena microplástica”.
Hemos llegado a un límite en que el costo ambiental de muchos productos plásticos es mucho mayor que la utilidad (bolsas de supermercado, envases alimentarios, cubiertos…), teniendo en cuenta que aproximadamente el 50% de los productos plásticos que se fabrican están destinados a ser de un solo uso.
Algunos autores afirman que los organismos marinos se han adaptado a las variaciones de las condiciones ambientales (temperatura, pH, salinidad, CO2, carbonatos, etc.) y su fisiología ha evolucionado para adaptarse a cambios a lo largo del tiempo geológico. Sin embargo, estas sustancias nuevas perdurables en la naturaleza, los plásticos, llevan unos 100 años. Por lo que aún no ha dado tiempo a una respuesta adaptativa frente a estas sustancias y sus efectos y puede que no dé tiempo a que suceda y perdamos diversas especies en el camino.
La degradación de estos materiales depende del tipo de polímero empleado, de la temperatura o el factor más importante la radiación ultravioleta (UV). Pero en los océanos, la radiación se absorbe rápidamente, por lo que los plásticos tienen una degradación mucho más lenta que en las costas. La degradación es tan lenta que incluso se piensa que todo el plástico producido, sigue hoy en día en el medio ambiente sin haberse mineralizado, solo fragmentado, excepto aquellos elementos que han sido incinerados.
¿Qué ocurre con los plásticos en el agua? Se tiene certeza de la presencia de microplásticos en todo tipo de ecosistemas, desde los ambientes marinos más prístinos a las zonas costeras más remotas y desde las profundidades de los océanos hasta las montañas y hielos en el Ártico. Esto los hace accesibles para la ingestión por gran variedad de organismos, ya se encuentra en la cadena trófica marina, llevando a una acumulación gradual y significativa en el litoral y medio ambiente marino.
Y el viento, las mareas y las corrientes oceánicas favorecen la dispersión de estos elementos desde los lugares que los vierten a el resto de océanos, haciendo que la densidad sea parecida tanto en los giros oceánicos del sur como en el norte, a pesar de las diferencias poblacionales o de uso de estos plásticos. Siendo algo mayor la acumulación en zonas con menor energía hidrodinámica como el Mediterráneo.
El plástico que se encuentra en los sedimentos está menos estudiado, pero se estima que el 70% de las basuras marinas se encuentran en los fondos oceánicos. La Agencia Europea de Medio Ambiente, estima que tan sólo el 15% de la basura marina flota sobre la superficie del mar, otro 15% subsiste en la columna de agua y el resto, el 70% reposa sobre el lecho marino. Esto concuerda con la idea de que alrededor de un 50% del plástico se hunde hacia fondo marino, ya que incluso los polímeros de baja densidad como el polietileno y el propileno, pueden perder flotabilidad bajo el peso de la suciedad y las incrustaciones.
Las consecuencias más llamativas de las basuras, macroplásticos, en los organismos marinos se relacionan con animales muertos, debilitados o varados por enmallamientos y atrapamientos, sofocación, o ingestión de estos materiales no biodegradables. Ya que estas basuras marinas, especialmente los plásticos, son confundidos con alimento induciendo disrupciones estomacales, o alterando otras funciones como la reproducción.
Por ejemplo, un estudio centrado en aves marinas (albatros, petreles y pardelas), demostró que son más propensas a ingerir plástico debido a su capacidad para identificar el sulfuro de dimetilo (DMS), un compuesto bioquímico que segrega el fitoplancton en descomposición y que les ha indicado tradicionalmente dónde se encontraba el alimento. Las basuras marinas están en contacto con el mar, por lo que se impregnan también de este olor, esto los lleva a ingerir cinco veces más plástico que otras especies que no cuentan con esta estrategia alimenticia.
Los microplásticos afectan a los organismos de diversas formas, principalmente: cuando son ingeridos, al transferirse a través de la cadena trófica; o al interaccionar en la incorporación de otros contaminantes; incluso facilitando un hábitat nuevo en el medio marino. Una vez que los microplásticos se incorporan a los primeros niveles de la cadena trófica (fitoplancton y zooplancton) pasarán a niveles superiores de la red alimentaria mediante el consumo de presas contaminadas. Esto se ve favorecido por las migraciones diarias dentro de la columna de agua que realiza el zooplancton, lo que le hace ser un vector de transporte de microplásticos, estando disponibles para diversas cadenas alimenticias.
¿Cómo nos afecta? Dentro de los consumidores estamos nosotros, por lo que ya han llegado a nuestros platos y contienen disruptores hormonales, además de los que se liberan de los envases alimentarios. Su presencia en las playas, columna de agua y los fondos marinos, ya es más que visible, por lo que también tiene consecuencias en sectores económicos como el turismo y las actividades de ocio (por ejemplo, el buceo), tal y como se ha constatado, por ejemplo, en un reciente estudio para el caso de Hawái y las Islas Maldivas (donde ya se está tomando acción y fomentando el uso de envases reutilizables y de materiales no plásticos).
La labor como divulgadores científicos es esencial para acercar la ciencia a la vida cotidiana de los ciudadanos, además el medio ambiente es una ciencia cuyo objetivo está completamente ligado al factor humano, hacer una conexión entre ciencia y ciudadanos es imprescindible. No es solo cuestión de información, también es importante dar ejemplo, implicarnos, emocionarnos…hacer disfrutar a las nuevas generaciones de cuidar de la naturaleza, que experimenten realmente lo que es verse rodeado de basura (visitar un vertedero…) limpiar una playa, para que pueden elegir qué quieren escoger.
¿Qué podemos hacer? El aumento de producción va en función del aumento de la demanda y esta depende de nosotros, lo que escojamos cambia el ritmo de producción. En 2014 en Europa se alcanzaron los 59 millones de toneladas de plástico (Plastics Europe, 2016) de las cuales solo se recicló el 13% (7,7 mill. de toneladas) y se estima que en los océanos la entrada de plástico es de entre 6,5 a 8 mill. de toneladas. Disponemos de alternativas y recomendaciones para no seguir fomentando la producción y consumo de productos plásticos de un solo uso.
Los grandes productores y consumidores de plástico debemos desarrollar urgentemente mejores sistemas de gestión y tratamiento de residuos. De modo que se reduzcan los plásticos en origen, escoger otros materiales en la medida de lo posible, y sobre todo, reciclar y reutilizar los ya existentes, fomentar la economía circular, cuyo fin es reducir el uso de materias primas y la cantidad de residuos que generamos.
Referencias: (1) CHRISTOPH, Rainer et al. NANO ASPECTS OF PLASTIC DEBRIS. MOMENTO, [S.l.], n. 51E, p. 65-76, mar. 2016. ISSN 2500-8013. Available at: revistas.unal.edu.co (2) Susan Freinkel, PLÁSTICO – UN IDILIO TÓXICO, Tusquets Editores, México, 2012 (3) PlasticsEurope. 2016. www.plasticseurope.org(4) hdl.handle.net/10553/56275